Cada uno busca su pasión, eso que lo motive, que lo entusiasme. Algunos ya lo encontraron;
otros, no se dan por vencidos. Para muchos puede estar en el deporte, en la música o en el
dibujo. Para otros, está dentro de las páginas de un libro; sólo resta descubrirlo. «El mundo
está lleno de libros preciosos que nadie lee», afirma el escritor italiano, Umberto Eco.

El 23 de abril se celebró el Día Internacional del Libro. A esa recopilación de páginas que
contienen mucho más que una simple historia se las conmemora en referencia al fallecimiento
de tres íconos de la literatura: William Shakespeare (murió el 23 de abril según el calendario
juliano), Inca Garcilaso de la Vega y Miguel de Cervantes (verdaderamente falleció el 22 de
abril).

Esta celebración, que fue promovida por la UNESCO en 1996, busca fomentar la lectura pero
también la protección de la propiedad intelectual a través del derecho de autor.
El arte de leer ha sufrido cambios a lo largo de la historia. La irrupción de la tecnología no fue
motivo para que la rutina frente al libro se modifique. Quizás cambiaron las hojas de papel por
las pulgadas del celular, la “tablet” o la computadora; pero muchos aún mantienen su
momento de intimidad con ese compilado de páginas que les apasiona, como si cada palabra
estuviese escrita con una tinta mágica y especial, que hace a ese libro, único por sobre los
demás.

«Buscarle un sentido a las palabras es importante», reconoce Julián Luna Pastore, joven de 19
años que busca abrir su camino por el mundo de la literatura. El estudiante de derecho, no
duda en decir que la poesía es su género favorito. De hecho, lleva varios libros publicados bajo
esta preferencia.

La idea de “Palabra” suena más fuerte al escucharse también de la boca de Honoria Zelaya de
Nader. “Si tuviéramos que preguntarle al tiempo que es lo más importante que tiene el
hombre a lo largo de la historia es la palabra”, afirma la doctora en letras.

Zelaya y Luna Pastore, son dos de los muchos apasionados por la lectura y la escritura.
Demuestran que la pasión por los libros no distingue de sexo ni edades. Pero en un siglo XXI en
donde el uso de la tecnología nos invade, los autores tucumanos tienen realidades distintas.

“No es que estamos abandonando la lectura, no se perdió, sino que cambió. Solo que ahora tenemos otros medios, otros soportes”, cuenta Julián. Honoria, en cambio, reconoce unacrisis: “El libro está perdiendo espacio porque la palabra está perdiendo espacio. Tenemos una infinidad de vocablos, pero cotidianamente usamos alrededor de 200 porque son frases
hechas. Y de los emoticones, Dios mío. Estamos volviendo a la época de las cavernas en donde
los dibujos marcaban el mensaje. Es una época de crisis de la palabra más que del libro”.

Con el mismo ritmo que llevan las poesías, el estudiante se anima a dejar en claro lo que siente
cuando escribe, pero también cuando un libro se encuentra entre sus manos para ser leído.
“Un libro es un momento. Es como si todo quedara inmortalizado ahí”, cuenta.

Honoria tiene una certeza: la importancia de la lectura desde pequeños. “Todo empieza desde
la cuna. La palabra es oralidad y si un niño no encuentra eso en su casa, no va a amar ni exigir
la palabra porque no se la dieron cuando nació. A los cuentos hay que darles muchas palabras,
en la escuela y los padres están desatendiendo ese primer eslabón, que es central. Cuando un
niño se enamora de la palabra, porque se la entregaron con amor, es muy difícil que se resista
a un libro de cuentos”, relata con la solidez y la confianza de una apasionada.

Por: Agostina Navarro Aranda

By

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *