Desde el 2013, en el hospital del niño Jesús, ubicado en San Miguel de Tucumán, se
desempeña el movimiento laical gianellino (MO.LA.GI), un grupo integrado por jóvenes de
entre 18 a 25 años y bajo la autoridad de la congregación de las hermanas del huerto que,
junto con profesionales del hospital, conforman la pastoral de la salud; su misión consiste en
acompañar y dar alegría a los niños hospitalizados y, sobre todo, a sus familias. Las visitas se
realizan los domingos, una vez al mes.

El 2 de julio de 2013, luego de una reunión en el parque 9 de julio, posterior al festejo del día
de Nuestra Señora del huerto, uno de los chicos que había participado de la celebración se
acercó a la hermana superiora y le preguntó si se podían realizar actividades religiosas en el
hospital del niño Jesús. Al tener el sí de la hermana, los jóvenes que tuvieron la idea
comenzaron a invitar a otros chicos para que también sean parte y así nació el movimiento
laical gianellino (MO.LA.GI), cuyo nombre se eligió en honor a San Antonio María Gianelli,
fundador de la congregación de las hermanas del huerto.
La activad del grupo consiste en visitar, un domingo al mes, a los niños que se encuentran en
las salas del hospital. En cada visita, los jóvenes se disfrazan y realizan una actuación siguiendo
una consigna, diferente cada vez. El domingo elegido, se reúnen en la comunidad del hospital,
ubicada en el tercer piso, allí desayunan y luego se preparan para ir a las salas, colocándose los
disfraces y practicando la actuación, pero antes realizan todos juntos una oración,
encomendándose a la Virgen del huerto y a San Antonio María Gianelli. Al llegar a las salas
realizan su mejor esfuerzo para sacarle una sonrisa a los chicos o, al menos, hacerles olvidar
por unos momentos la situación trágica por la que pasan. Es muy importante la labor de
MO.LA.GI y eso se puede ver, más que nada, en la reacción de los familiares que, al estar tanto
tiempo allí sin ninguna compañía, sienten un gran bienestar cuando estos chicos se acercan a
conversar, brindándoles esa contención que tanto anhelan.

Los integrantes del grupo, jóvenes que contagian su entusiasmo y energía, son parte de esta
misión no sólo por un acto de solidaridad sino también porque les genera alegría. Según ellos,
luego de una semana dura o en la que estuvieron tristes o mal por algún motivo, realizar una
visita les cambia el humor radicalmente, convirtiendo todo lo malo en bueno, y esto los motiva
a seguir siendo parte del voluntariado. “Para mí MO.LA.GI es enseñanza, pureza, saca lo mejor
de mí, me genera mucha paz y bienestar .Estoy en este grupo porque no me imagino estar en
otro y estoy muy agradecida a todos por hacerme parte, soy mucho más grande en edad pero
cuando estoy con los chicos esa brecha se achica” cuenta Yanina orgullosa, una de las
fundadoras del grupo.
Poca gente sabe de este grupo, por lo que es vital dar conocer lo que és, su misión y todo lo
que genera alrededor de quienes son parte, tanto directa como indirectamente .Así, aquellas
personas con el mismo espíritu de estos chicos y que buscan una actividad similar, también
puedan unirse. Fabián, uno de los chicos invitado a participar del voluntariado, nos contó su
experiencia y lo contento que se siente por haber encontrado su lugar en este grupo “estoy en
el grupo hace dos años. Nunca me había animado a hacer algo así pero gracias a los chicos que
me acompañaron me anime y me sentí muy feliz al ver la sonrisa de los niños enfermos. Toda
mi infancia estuve en los hospitales y clínicas o en mi casa enfermo, por lo que la enfermedad
es algo que conozco muy bien. No estaba acostumbrando a trabajar con niños pero me genera
curiosidad contemplar, a través de sus ojos, la esencia de lo que es vivir.MO.LA.GI me recuerda
siempre que todos somos como niños frente a Dios y que, aunque pensemos que no podemos
hacer mucho, él nos llama y nos envía para compartir la felicidad con los pequeños. Y me
recuerda una cosa más, en comunidad podemos lograrlo todo”.
“Hacerse todo para todos” es la frase que caracteriza a MO.LA.GI y a través de la cual el grupo
lleva adelante su misión. De acuerdo a las palabras de Fabián, se puede observar como, de
forma consciente o no, la frase se ve plasmada en la esencia de todos los jóvenes integrantes
del voluntariado.
Por: Julio Villamil

