Muere Sebastião Salgado, el escritor de la fotografía

Retrató a trabajadores e indígenas, fotografió paisajes colosales y marcó como pocos la fotografía de este milenio. A los 81 años, el fotógrafo franco-brasileño dejó de contar historias con su lente.

«Escribo con una cámara, es el lenguaje que he elegido para expresarme”, dijo una vez, explicando la naturaleza narrativa de su obra. «De alguna manera, mi punto de vista -muy centrado en lo social y lo comunitario- no difiere mucho de los conceptos básicos de la mayoría de las religiones. Se necesita tiempo, y mucho, para componer una narración coherente: no haces una foto. Se construye una historia. Al fin y al cabo, creo que los fotógrafos documentalistas son personas a las que les gusta contar historias».

En 1971, empezó a trabajar para la Organización Internacional del Café (OIC) y viajó a África. Fue en ese continente donde descubrió su pasión por la fotografía y la posibilidad que este medio le ofrecía de retratar la realidad socioeconómica. «Nuestra historia es la historia de la comunidad, no del individuo. Ese es el punto de vista de mi fotografía y el punto de partida de todo mi trabajo», señaló el reconocido fotoperiodista.

Uno de sus últimos proyectos lo dedicó a la Amazonía: a partir de 2013, Salgado comenzó a retratar en blanco y negro a 13 tribus amazónicas, como los suruwahas, que viven sin jefe ni ninguna otra jerarquía en una pequeña comunidad; o los korubos, que solo hace unos años entraron en contacto con la civilización. El proyecto Amazonía generó un libro y una exposición. «Pensé que pasaría meses adaptándome a ellos [los indígenas], pero fue un proceso de horas”, dijo entonces el fotógrafo sociodocumental.

Hacia el final de su vida, Sebastião Salgado siguió viajando y contando historias con su cámara, siempre fiel a lo que señaló una vez: 

«Salí en busca del planeta y me encontré a mí mismo”.

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